Inicio Caazapá MIREYA CARDOZO, ORGULLO CAZAPAPEÑO QUE DESTACA EN EL FÚTBOL FEMENINO DEL PERÚ

MIREYA CARDOZO, ORGULLO CAZAPAPEÑO QUE DESTACA EN EL FÚTBOL FEMENINO DEL PERÚ

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Mireya Cardozo, de 23 años, oriunda de la comunidad de Caracara’i, Coronel Maciel, departamento de Caazapá, es goleadora del club UNSAAC, de Cusco, Perú. Foto: Gentileza.
Mireya Cardozo, de 23 años, oriunda de la comunidad de Caracara’i, Coronel Maciel, departamento de Caazapá, es goleadora del club UNSAAC, de Cusco, Perú. Foto: Gentileza.

La futbolista caazapeña Mireya Cardozo, de 23 años, está dejando en alto el nombre de su tierra natal en el fútbol femenino internacional. La delantera, oriunda de la comunidad de Caracara’i, Coronel Maciel, departamento de Caazapá, se sumó en junio pasado al club UNSAAC, de Cusco, Perú, con la misión inicial de colaborar en la permanencia de su equipo en la máxima categoría. Sin embargo, la historia dio un giro inesperado: hoy el conjunto cusqueño lucha por el título tras lograr una clasificación histórica entre los seis mejores, dejando en el camino a rivales de la talla del Alianza Lima.

“Mi idea era venir solo a reforzar para este Clausura y quedarme hasta noviembre. Lo que nunca imaginé es que ahora estaríamos peleando tan arriba”, expresó Mireya, quien rápidamente se ganó el reconocimiento de la hinchada y de la prensa local.

Aunque es considerada la goleadora del plantel, ella se mantiene humilde. “Sí, soy la número 9, pero por ahora llevo dos goles y un par de asistencias. Para mí, todo lo que pueda aportar cuenta”, comentó.

VIDA LEJOS DE CASA

La adaptación no fue sencilla. Cusco se encuentra a casi 4.000 metros de altura y el frío contrasta con el clima cálido de su valle natal. “Al principio me afectó bastante el mal de altura, pero con el tiempo me acostumbré. Igual, extraño muchísimo a mi familia, el asado del domingo y la ronda de tereré. Aquí el frío obliga a tomar mate todo el día”, confesó entre sonrisas.

METAS Y SUEÑOS

Con experiencia acumulada en torneos internacionales desde hace cuatro años, Mireya tiene un objetivo claro: vestir algún día la camiseta de la selección paraguaya. Además, sueña con concluir su carrera universitaria y consolidar la tienda deportiva que abrió recientemente.

Al referirse a la realidad del fútbol femenino, fue categórica: “Nunca sentí discriminación, pero sí noto poco apoyo. Aún falta derribar barreras de machismo y valorar más este deporte, que es lindo y sano”.

SUS INICIOS

La pasión de Mireya por el balompié comenzó en su niñez, cuando jugaba con sus hermanos en Caazapá. A los 12 años ya participaba en torneos barriales y a los 18 debutó en la Primera División. Desde entonces, no dejó de perseguir su sueño.

Hoy, instalada en Perú, su nombre sigue creciendo más allá de las fronteras y se ha convertido en orgullo de Caazapá, demostrando que las jugadoras paraguayas pueden destacarse en escenarios internacionales.

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