El nuevo presidente argentino, Javier Milei, anticipó ayer que habrá “estanflación” por varios meses, pero prometió que la medida será el “último mal trago” antes de la “reconstrucción” del país vecino.
El economista ultraliberal de 53 años, flamante presidente de la Argentina, advirtió ayer a sus compatriotas –en su primer discurso como jefe de Estado– que será necesario hacer un duro ajuste fiscal que implicará sacrificios, pero finalmente traerá frutos.
“No hay plata, no hay alternativa al ajuste, no hay alternativa al shock”, exclamó Milei ante miles de personas que se congregaron para escucharlo en la plaza frente al Congreso.
“En el corto plazo la situación empeorará, pero luego veremos los frutos de nuestro esfuerzo”, añadió.
Ajeno a la política tradicional, a la que despectivamente se refiere como “la casta”, el presidente optó por hacer su discurso fuera del recinto del parlamento, ante una multitud de seguidores e invitados. Entre ellos se encontraban varios mandatarios como el chileno Gabriel Boric y el paraguayo Santiago Peña, el ucraniano Volodimir Zelenski y el húngaro Viktor Orban, además del rey de España, Felipe VI.
En su juramentación, siguió el protocolo y juró “por Dios y por la patria sobre estos santos evangelios”. Luego recibió del presidente saliente, Alberto Fernández, la banda y el bastón de mando. A su lado, la vicepresidenta, Victoria Villarruel, hizo el mismo juramento.
AJUSTE FISCAL
El mandatario admitió que el plan de “shock” que aplicará tendrá un impacto negativo sobre el nivel de actividad, el empleo, los salarios reales y la tasa de pobreza e indigencia. “Habrá estanflación, es cierto, pero no es algo muy distinto a lo que ha pasado en los últimos dos años”, precisó. Milei aseguró que la “herencia” que deja el kirchnerismo es la peor que haya recibido nunca un Gobierno argentino, con déficit financiero y fiscal equivalente al 17% del PIB, inflación que crece a una tasa anual del 300%, actividad económica paralizada, una tasa de pobreza del 45% y un índice de indigencia cercano al 10%.
Ratificó que aplicará un ajuste fiscal del 5% del PIB que, prometió, caerá “casi totalmente” sobre el Estado y no sobre el sector privado.
También confirmó que “limpiará” los pasivos del Banco Central y pondrá fin a la emisión monetaria, que a su juicio es la causa de la elevada inflación de Argentina.
Pero puntualizó que la política monetaria actúa con un rezago de entre 18 y 24 meses, por lo que anticipó que la inflación permanecerá alta, y citó pronósticos privados que prevén tasas mensuales de entre el 20% y el 40% de aquí a febrero próximo.
Milei pintó un delicado escenario fiscal y monetario que a su juicio coloca a Argentina al borde de una hiperinflación, que podría llegar al 15.000% anual. “Esta es la herencia que nos dejan: una inflación plantada de 15.000% anual, (contra) la cual vamos a luchar con uñas y dientes para erradicarla”, prometió.
Milei también advirtió de la “herencia” en materia de endeudamiento: 30.000 millones de dólares de deuda con importadores; 10.000 millones de ganancias retenidas a empresas extranjeras en concepto de giro de utilidades; 25.000 millones de deuda del Banco Central; y 35.000 millones de deuda del Tesoro.
“Con mercados financieros cerrados y el acuerdo con el Fondo Monetario Internacional (FMI) caído por los brutales incumplimientos del Gobierno saliente, el roll over de deuda es por demás desafiante”, advirtió.
OPTIMISTA. Pese al apocalíptico panorama descrito, Milei dijo que tras el “reacomodamiento macroeconómico”, la situación de Argentina comenzará a ir “mejor”.
“Habrá luz al final del camino”, auguró. Al terminar su discurso, Milei subió a un descapotable negro junto con su hermana Karina, para recorrer los dos kilómetros que separan al Congreso de la Casa Rosada, sede de la presidencia, donde juramentará a sus ministros. Algunos tramos los hizo a pie, y se detuvo por momentos a saludar a la gente y también a acariciar a un perro.
Fin a “larga historia de decadencia y declive”
El presidente de Argentina, Javier Milei, comenzó ayer su discurso ante la ciudadanía tras jurar el cargo que ejercerá por el periodo 2023-2027 señalando que “hoy comienza una nueva era” en el país vecino.
Desde una tribuna instalada a los pies de la escalinata del Congreso de la Nación, en presencia de los principales representantes internacionales que acudieron a su asunción presidencial y ante decenas de miles de ciudadanos congregados en los alrededores, agregó que ayer se dio “por terminada una larga y triste historia de decadencia y declive”.
Milei repasó toda la herencia dejada por el Gobierno del peronista Alberto Fernández (2019-2023) para pintar una dura radiografía del país que se encuentra y en el que deberá tomar difíciles decisiones económicas, y, en ese sentido, comparó el impacto de la caída del muro de Berlín con el resultado de las últimas elecciones argentinas. “Así como la caída del muro de Berlín, estas elecciones han marcado el punto de quiebre de nuestra historia”, indicó el nuevo presidente argentino.
Sobre el estrado, con bastantes reminiscencias de las asunciones de presidentes de Estados Unidos, hasta el punto de que el propio Milei habló de “inauguración”, también se estaban los principales invitados internacionales.
Flanqueando el atril, sentados estaban el rey Felipe VI de España; los presidentes de Ucrania, Volodimir Zelenski; Chile, Gabriel Boric; Uruguay, Luis Lacalle Pou, y Paraguay, Santiago Peña, así como el primer ministro de Hungría, Víktor Orbán, entre otros.
Con el líder ucraniano, Milei mantuvo unos minutos de conversación antes de fundirse en un abrazo de agradecimiento por haberse desplazado hasta Argentina en medio de la guerra que sufre su país.