Sigue la persecución a Felipe Santiago Acosta Riveros, alias Macho, que verificó nuevos golpes a la pandilla liderada por el criminal.
Lo dijo el ministro de la Secretaría Nacional Antidrogas, Jalil Rachid, quien indicó que a los 9 abatidos y 10 detenidos, se suman ahora importantes elementos de infraestructura y logística de la banda, y de revelaciones acerca de cómo accionan los marginales.
“Felipe Santiago Acosta Riveros no es invisible para nosotros. Lo seguimos rastreando. Continuamos atacando su estructura logística. Le estamos golpeando, dando a la estructura en donde más le duele que es la cuestión logística”, expresó Rachid en comunicación para medios de la capital.
Además de la pista de aterrizaje desmantelada en el procedimiento llevado a cabo el sábado pasado, se comprobó el esquema humano que sirve a los delincuentes. Esto es el uso de un “ejército” de indígenas encargados no solo de plantar, cosechar y “empanar” marihuana, sino también como campanas y otras funciones de seguridad de Macho y sus lugartenientes.
Esto quedó verificado cuando uno de los grupos de uniformados que iban en un convoy, vieron interrumpida la marcha, porque nativos prendieron fuego a un puente de madera que unía un camino que lleva a una zona boscosa que, se comprobó luego, servía como una de las guaridas de los criminales.
La utilización de nativos como operativos de la banda, es un modo calcado del utilizado por el EPP en sus últimas intervenciones, entre ellas el secuestro del exvicepresidente Oscar Denis.
Pero la diferencia a favor de la agrupación de alias Macho, es que este maneja armamentos mucho más sofisticados que los epepistas, al punto de contar con equipos antiaéreos y equipamientos similares a grupos tácticos de las FF.AA.
Los indígenas como colaboradores aportan, además, el conocimiento a fondo de las zonas boscosas de Canindeyú y otros departamentos fronterizos.