En la conmemoración del 1 de marzo, Día de los Héroes, hoy destacamos las luchas de los que dan su tiempo y esfuerzo de manera desinteresada al servicio de otras personas que necesitan.
La resistencia de una nación no se resume solo en las balas que fueron disparadas y la cantidad de muertes que dejó en el campo de batalla antes de caer derrotada.
También hay otros pilares que la sostienen cada día. Esos pilares pueden llamarse Roger al lado de Cateura con su proyecto cultural para niños y adolescentes, las mujeres indígenas de Irala Fernández en el Chaco paraguayo con su filtro artesanal para purificar el agua, enfermeras, médicos y maestros dando a las poblaciones carenciadas acceso a salud y educación.
Puede ser también un Juan Cabrera, quien desde hace una década es uno de los guías de los pacientes y familiares que llegan al Incan.
Su historia inició cuando acompañó a su esposa para realizarse su tratamiento por cáncer de mama en el 2014. Ese fue el momento más duro de su vida, recuerda.
Ahí conoció el día a día del centro asistencial y con su compañera de vida brindaban asistencia a quienes podían.
La señora falleció en el 2019. Juan decidió continuar con su misión. “Ella me motivó, me enseñó”, dice al homenajear a su esposa.
Actualmente, es vicepresidente de la Fundación Las Elegidas, que brinda asistencia a pacientes de cáncer. También cuida de su hija de 13 años.
Se sincera al decir que lo más difícil de cada día es no poder brindarles a todos los que buscan su ayuda ese auxilio que necesitan.
“¿Qué vos ganás? Me preguntan muchas veces. Yo tengo el sueldo más grande que da esta misión, que es el agradecimiento de cada persona que voy a brindar ese minuto de servicio”, dice con voz entrecortada.
Un día Kelly Agüero, quien fue criadita desde los siete años, basta dijo y con la esclavitud rompió. Con otras compañeras decidió luchar por los derechos de las empleadas domésticas. Así fundaron el Sindicato de Trabajadoras del Servicio Doméstico del Paraguay y lograron la promulgación de la Ley 5407 del Empleo Doméstico.
Kelly lamenta que aún cueste hacerles entender a muchas de sus colegas que deben recibir una paga digna por su trabajo. “En el interior hay todavía lugares donde les pagan 200 o 300 mil. La empleada doméstica siempre es la primera en levantarse y la última en comer y acostarse”, cuenta quien hasta hace 10 años aún realizaba esta labor.
Como coaching motivacional desde hace una década y también como instructora de Fith Dance, Carolina Vidovich comparte sus conocimientos con pacientes del Incan, donde sigue su tratamiento.
“La victoria ya empieza desde el momento en que se conoce el diagnóstico, ya que el médico sabe dónde tratar. Nosotros una vez que pisamos ahí somos personas en tratamiento y no estamos a la deriva”, dice Carolina, quien alienta a escuchar al cuerpo.