La fe y la devoción se han vuelto a poner de manifiesto en la tradicional peregrinación hacia la Basílica de Caacupé, adonde miles de fieles llegan para cumplir promesas y rendir homenaje a la Virgen de Caacupé, patrona del Paraguay.
Este país, conocido por su profundo catolicismo, celebra el Día de la Virgen cada 8 de diciembre, una jornada que se distingue por la devoción, el sacrificio y el agradecimiento.
Este año, la historia de Blanca Rosa Britez Silvero, una mujer proveniente del distrito de Abaí, en el departamento de Caazapá, capturó la atención y el corazón de muchos. Blanca emprendió un arduo viaje de 7 días a pie, y en parte, de rodillas, demostrando una fe inquebrantable y una devoción extraordinaria. Su objetivo: pedir por la salud de su madre e hija.
“No tengo palabras para expresar mi gratitud a la Virgen. Estos 7 días estuvieron llenos de dolor, cansancio y hambre, pero la Virgen me dio fuerzas para llegar aquí”, dijo Blanca con lágrimas en los ojos, arrodillada frente a la Basílica.
El sacrificio de Blanca no solo es un testimonio de su fortaleza física, sino también de su inmensa devoción y fe. Partiendo desde Abaí, una localidad del departamento de Caazapá, su peregrinación es una muestra conmovedora del poder de la fe y el amor por su familia. La historia de Blanca resuena con todos aquellos que, movidos por la fe, realizan sacrificios en nombre de sus seres queridos.