La Escuela San Pedro y San Pablo, ubicada en el barrio Los Naranjos de Ñemby, Central, fue nuevamente blanco de delincuentes. En esta ocasión, además de llevarse elementos de valor, dejaron un verdadero desorden en las aulas en busca de cualquier objeto que pudieran vender.
Los ladrones se llevaron notebooks, acondicionadores de aire e incluso las cámaras de seguridad del circuito cerrado, lo que deja aún más vulnerable a la institución educativa. Se sospecha que los responsables serían adictos que luego venden lo robado para conseguir droga.
“Sentimos indignación, impotencia y abandono”, manifestó Fernando Aveiro, padre de un estudiante, reflejando la frustración de la comunidad educativa, que una vez más deberá asumir los costos de reponer lo sustraído.