El mundo católico celebra la elección del nuevo Sumo Pontífice: el cardenal norteamericano Robert Prevost fue proclamado oficialmente como el Papa número 267 de la Iglesia Católica, asumiendo el nombre de León XIV, en una jornada histórica marcada por el tradicional anuncio del «Habemus Papam» y el humo blanco desde la Capilla Sixtina.
La designación del nuevo pontífice se confirmó en horas de la tarde de este jueves, luego de varias rondas de votaciones entre los 133 cardenales electores reunidos en cónclave. La elección fue recibida con júbilo por miles de fieles que colmaron la Plaza de San Pedro, en el Vaticano, y por millones de católicos alrededor del mundo, quienes seguían expectantes la señal visual de la elección: el humo blanco que emergió finalmente desde la chimenea de la Capilla Sixtina.
El encargado de hacer el anuncio fue el cardenal Dominique Mamberti, protodiácono del Colegio Cardenalicio, quien pronunció la fórmula tradicional desde el balcón central de la Basílica de San Pedro: “Annuntio vobis gaudium magnum: habemus papam!” y reveló el nombre del elegido: Robert Prevost, quien ha escogido llamarse León XIV durante su pontificado.
Originario de Chicago, Estados Unidos, y con 69 años de edad, el nuevo Papa se convierte en el primer norteamericano en la historia en ocupar el trono de San Pedro. Su elección representa un momento sin precedentes en la Iglesia Católica, marcando una apertura hacia nuevas regiones del mundo para el liderazgo del Vaticano.
Prevost, miembro de la orden de los agustinos y con una amplia trayectoria pastoral y académica, se desempeñaba hasta ahora como prefecto del Dicasterio para los Obispos. También ha sido obispo en Perú, donde dejó una fuerte impronta por su cercanía al pueblo, su sensibilidad pastoral y su capacidad para el diálogo intercultural.

Su elección se da tras el fallecimiento del papa Francisco, quien partió a la Casa del Padre el pasado 21 de abril, dejando un legado de reformas, cercanía con los más pobres y un estilo pastoral profundamente humano y evangélico. La muerte del papa argentino dejó un profundo vacío en la Iglesia, ahora confiada a la guía de León XIV, quien asume el reto de dar continuidad al camino reformador en tiempos de desafíos sociales, espirituales y eclesiales.
En su primera aparición pública, el nuevo Pontífice pidió oraciones por su predecesor y por el mundo entero, en un gesto que reafirma el compromiso de su pontificado con la paz, la justicia y la unidad de la Iglesia universal.
León XIV inicia así un nuevo capítulo en la historia de la Iglesia Católica, con la esperanza de renovar la fe, impulsar el diálogo interreligioso y reforzar el papel de la Iglesia en los grandes desafíos del siglo XXI.