El cartismo y la oposición tuvieron un fuerte cruce, en el que se sacaron en cara varios trapos sucios. Buzarquis dijo que cometió un error, pero pidió que se respete la voluntad popular.
El polémico audio del cartista Gustavo Leite en el que deja en evidencia la presión contra las oenegés, a través de la comisión garrote, desinfló por ahora la intención de promover la pérdida de investidura del liberal Enrique Buzarquis.
Varios senadores de la oposición incluso dentro del propio oficialismo fustigaron el actuar de Leite y también catalogaron el hecho como uso indebido de influencias.
Buzarquis se había encadenado frente a la Municipalidad de Asunción, y luego tuvo un careo con el intendente Óscar Nenecho Rodríguez, quien le enrostró un pedido que le hizo para favorecer a un supuesto amigo.
De acuerdo con las informaciones que se manejan, el cartismo estuvo operando con sus aliados la expulsión del liberal y se consideraba un hecho; sin embargo, el escenario ayer cambió.
Se llamó a un cuarto intermedio para iniciar la sesión, y tras una reunión de oficialistas se resolvió seguir analizando el caso de Buzarquis.
En cuanto a Leite, en todo momento intentaron minimizar, alegando que “es su forma de expresarse”.
El líder de la bancada cartista Natalicio Chase refirió que seguirían juntando más elementos, y que lo único que se analiza es la pérdida de investidura y no sanciones.
Al final esta cuestión es la que acaparó el debate en la sesión, provocando un fuerte cruce entre cartistas y opositores en el que se ventilaron varios trapos sucios.
Mientras tanto, Buzarquis estaba refugiado en la sala de fumadores, aguardando una sentencia sobre su caso.
“En su actuar ha llevado adelante ciertos comportamientos que no condicen con los de esta Cámara”, dijo Chase, ante el plenario.
“Ese acto es el primer caso registrado de uso indebido de influencias ratificado por escribanía”, remarcó.
“Es bochornoso. Venimos escuchando hace mucho tiempo, prácticas que solamente se le atribuyen al Partido Colorado, sin embargo aquí vemos más de lo mismo”, reclamó el cartista.
Recurrió al gastado discurso de que no se le dejó jurar a senadores electos, y fue lo mismo que repitió luego el titular del Congreso Basilio Núñez, en alusión a Horacio Cartes y Nicanor Duarte Frutos; y también las expulsiones en el periodo anterior.
Dionisio Amarilla planteó tomarse un tiempo para evaluar la situación, comparando con su caso. “En mi caso a tambor batiente”, dijo.
trapos sucios. Eduardo Nakayama fue el que metió el dedo en la llaga de varios, ya que ventiló algunos trapos sucios, reclamando primeramente que no se haya respetado ni siquiera el reglamento para expulsar a Kattya González del Senado.
“No me vengan a hablar de coherencia, pero, por favor”, señaló, para ironizar que eran todos unos angelitos.
“Acá pues no hay amigos a quienes no se les haya hecho un favor en su momento”, indicó, y luego recordó el impase entre Colym Soroka y Natalicio Chase por la Comisión de Obras.
También se refirió al video porno; ocupar espacios en el Consejo y Jurado sin tener capacidad mínima y el audio filtrado de Leite que dejó al descubierto el objetivo real de la comisión garrote.
Buzarquis intervino para admitir que cometió un error, y pedir que se respete la voluntad popular.